Cuando el GPS de su auto le ordena tomar un camino alternativo, Celina no sospecha ni por asomo en qué situación ha caído. A partir de ese momento se verá en circunstancias que la obligarán a tomar decisiones inesperadas. Irá por rumbos contradictorios, que tal vez la lleven a muchas partes o a ninguna.
Las más diversas facetas de conducta se le implantan en la búsqueda de salvación. El entorno contribuye a crear una vorágine sobre la que se proyectan los interrogantes acerca de las fatalidades, las causalidades y los hechos deliberados.
Con un ritmo narrativo ágil y vertiginoso, Oppizzi construye un pequeño universo kafkiano en el que la búsqueda de una salida parece ajena a la certidumbre de su hallazgo.