Una bailarina de ballet es acusada de haber cometido un crimen y le dirige una serie de cartas al juez. Relata una vida signada por la música y la danza, pero también por el sexo y la ambición. Leemos sobre sus experiencias de adolescente y sobre su empresa cultural, tapadera de un negocio ilegal e inmoral, sobre la relación con sus padres y con los hombres de su vida. También nos enteramos de sus crímenes, que ella relata. ¿Esta mujer es víctima o victimaria? ¿Estamos dispuestos a creer todo lo que nos cuenta? ¿Cuánto calla, qué nos oculta? ¿Hasta dónde es capaz de llegar quien elige vivir sin límites y alcanzar los extremos de la impunidad?
Sobre La ruleta suiza ha dicho Enrique Gallud Jardiel: La novela presenta un curioso contraste entre la oscura sordidez de las peripecias por las que pasa la protagonista y los continuos haces de luz que encontramos en las referencias culturalistas que permean el relato. Las menciones a grandes libros y a profundos pensadores, las alusiones a la música sirven para proporcionar un alivio ante la angustia de la existencia. El arte se convierte entonces en el contrapeso del dolor.