Los poemas de En la trama de este encierro, de Guillermina Rosales, van desgranando las sensaciones, la impronta profunda de los días de reclusión, cuando el aislamiento se alargaba hacia adelante sin un fin preciso. La poeta mira y registra, como por una rendija, lo que sucede/lo que le sucede. Y escribe. Para conjurar la soledad, el daño, la separación. Extraña y valora la vida: cuando el abrazo era moneda corriente y el sol pegaba en la cara sin retaceos.
La poeta ha sabido escudriñar cada detalle y dejar nota de ello en este libro, que también puede leerse como un diario de esos días de reclusión obligada.