“Saint-Simon y Fourier, Owen, Proudhon y Marx son hombres de un momento de la historia de las instituciones por las cuales las naciones han adquirido el sentido de lo social. Es un hecho importante de la historia de las ciencias y de la moral humana que este nacimiento simultáneo de las ciencias sociales, por un lado, y del socialismo, por el otro. En realidad las doctrinas, las ideas socialistas, como las ciencias sociales, no son otra cosa que la toma de conciencia progresiva de la nación; expresan el esfuerzo de los pensadores para ayudarla en este camino.”
Conocido por su Ensayo sobre el don, considerado como uno de los padres fundadores de la antropología moderna, Marcel Mauss nunca abandonó, sin embargo, el proyecto heredado de Émile Durkheim: hacer de la sociología el laboratorio reflexivo de una modernidad alternativa, un saber político capaz de captar el futuro en ciernes en las luchas y creaciones del presente, desde el sentido depositado en los cuerpos y las instituciones. Así lo demuestra su gran libro sobre la nación, recientemente publicado en Francia y del que ofrecemos aquí la traducción en castellano. Al reflexionar sobre las causas de la Gran Guerra, Mauss llega a repensar la nación como una forma singular de sociedad, tendida entre dos extremos: el cosmopolitismo liberal, con su cara capitalista y colonial, y el nacionalismo reaccionario, defensa xenófoba y agresiva del carácter colectivo fetichizado. Sólo el socialismo espontáneo de las masas podía superar, según Mauss, esta tensión, siempre que la sociología ayude a aprehender sus condiciones de realización, viendo en las instituciones de la clase obrera –sindicatos, consejos, cooperativas– la prefiguración de una forma todavía por venir. La salida a la crisis se dejaba entrever en la emergencia de una nación trabajadora a la vez soberana y solidaria, dueña de sus riquezas y dispuesta a gastar sus excedentes en los circuitos de don y contra-don, fuente de la constitución en curso de una futura Inter-nación.