En algunos de sus nuevos cuentos Núñez ha madurado hasta la maestría (con más desencanto en el tono y mejor literatura aún en la prosa) aquella concisión y aquella tensión narrativa, propias del género negro, que ya dominaba en aquel promisorio primer libro. En otros, como en el del título, desarrolla un universo personal donde se dan cita lecturas modernas, arte poética y política literaria. Esta fórmula propia, que Núñez trabajó con largo aliento en su novela realista, hoy lo lleva desde la reescritura de subgéneros del realismo mágico hasta la fábula erótica o satírica en clave fantástica.
Beatriz Vignoli para Página12/Rosario12