Las acciones de Ticio Escobar vienen marcando el rumbo en el campo de la cultura. Han puesto en suspenso categorías disciplinares rígidas —curaduría, gestión, escritura— en favor de una práctica transformadora que involucra experiencias, saberes heterogéneos y epistemologías plurales. Esta capacidad de hacer se desarrolla imbricada con la reflexión y el ejercicio crítico. La propuesta de Escobar logra articular una apertura y un desplazamiento de los límites del constructo logocéntrico. El proyecto es complejo, enorme, inesperado y necesario: se trata de sensibilizar los ejercicios intelectuales, de cargar de agua y barro la estética, de construir teorías que disputen la hegemonía cultural, de resistir a la instrumentalización de las imágenes.
La presente edición constituye una instancia privilegiada de este constructo. Manifiesta las coordenadas desde donde elabora su práctica curatorial. Propone, desde la escritura, la exploración del dispositivo crítico que potencialmente pueden ser las exposiciones.
La siguiente pregunta reúne por primera vez las experiencias de Escobar en lo curatorial: el oficio de establecer relaciones, provocar el deseo de interpretar y activar la imaginación de “lo posible en su propio límite y más allá de él”.
Georgina Ricci