La filosofía ha sido hasta ahora un malentendido sobre el cuerpo y un olvido calculado del animal. Nos constituyen figuras de lo humano, que organizan nuestra experiencia en vivencias personales e identitarias, las que a su vez responden a una ética del semejante.
¿Cómo desorganizar esa experiencia? En su primer libro, Silvana Vignale nos aventura a través de una filosofía profana.
El título de la obra podría llevarnos a pensar en un movimiento de negación de lo divino para quitar todas las sombras proyectadas sobre lo humano y permitir finalmente su afirmación. Sin embargo, el subtítulo no permite que nos acomodemos en esa primera interpretación al proponernos ir “hacia un pensamiento de lo no humano”. Abandonar los dualismos y todo lo que ellos sostienen es una de las apuestas más difíciles para la vida, y es justamente lo que este libro provoca involucrándose en un entre en el que otras figuras proliferan y se multiplican. En la filosofía profana hay algo más divino de lo que se podría esperar en primera instancia, quizás ella misma esté animada por un dios que sabe bailar.
No se trata de entablar una discusión e intentar simplemente refutar los postulados básicos de una forma dogmática de filosofar. En todo caso es menester tensar otros hilos ya presentes en la propia historia de la filosofía. Esto es, abrir nuevas derivas y conectar con experiencias en torno a lo animal vedadas por el humanismo; a partir de un cuerpo trémulo, deshacer la experiencia de lo personal y las figuras de lo humano; traicionar la ética de la semejanza; y ejercitarse, finalmente, en un amor no humano, un amor por el tránsito sin credenciales de identidad ni sacrificios.