La teoría política a menudo ha olvidado el cuerpo. Este libro trata de recuperarlo como base imprescindible para repensar algunos de los problemas de nuestras democracias que, tal y como se plantean y practican hoy, resultan insatisfactorias. Los cuerpos no son un destino dado de una vez por todas, inevitable e incontrolable, sino territorios en proceso, cambiantes, tal y como trabajan con él las artes vivas, especialmente las que se plantean como laboratorios de investigación que tratan de desmontar la autoinmunización de la corporalidad moderno-colonial, de sentir las maneras en las que mi cuerpo no es solo mío, sino siempre uno compartido.
La dimensión política del cuerpo no se limita aquí a pensarlo desde su sujeción a pasiones, sino desde su capacidad para canalizar, reprimir, intensificar, neutralizar o movilizar afectos políticos. Y esta facultad la adquiere junto con muchos otros cuerpos, confundiéndose a menudo con ellos, con cuerpos vivos y presentes, con cuerpos lejanos, incluso con cuerpos ausentes en forma de energías residuales que siguen viviendo y viajando en forma de imagen, recuerdo, gesto, palabra, sensación, o emoción, instalándose en nuestros imaginarios y en nuestras carnes. Por ello es necesario atender a las maneras en las que las imágenes son uno de los medios más poderosos para la fabricación de corporalidades. Los cuerpos se conforman de manera icónica, visual e imaginativa por medio de imaginarios, imaginaciones e imágenes que nos permiten relacionarnos, entendernos y afectarnos.
La investigación se articula en torno a una lectura figural de cuerpos de pie y tumbados en prácticas artísticas, pero también en manifestaciones y protestas sociales. Estas posturas erecta y yacente, sostenidas en el tiempo, son capaces de convocar y evocar imágenes, asociaciones y recuerdos cargados de afectos y de descargarlos en el momento de mirar. La persistencia en estas dos posturas les da a estos cuerpos la capacidad de apelar, conmover, mover y movilizar a los sujetos alrededor, inclinándolos hacia ellos.